Tradicionalmente, el yoga nos ha alertado de la interdependencia del género humano y la naturaleza. El sólo hecho de hacer a las personas conscientes de su respiración es una forma de vincularlas con su propia naturaleza y con su medio. Hacer yoga ha tenido siempre una dimensión ecológica que, no obstante, en la vida moderna llega a ignorarse cuando se piensa que se trata nada más de un ejercicio físico, pero su práctica puede ayudar a proteger ese entorno y a hacer frente al cambio climático.

Las evocaciones del entorno natural han sido constantes durante miles de años en la práctica del yoga y podrían atribuirse a que las imágenes de la naturaleza son simples y a que todos las conocen y pueden relacionarse con ellas. Sin embargo, esta atribución podría quedarse en lo superficial, en realidad la relación entre yoga y naturaleza es más profunda.

El yoga es mucho más que eso, es una disciplina que ayuda a cambiar el estilo de vida de quien la practica y sus beneficios trascienden el cuerpo y la salud de la persona, alcanzando a su entorno. Más aún, el yoga puede ayudar a proteger ese entorno y a hacer frente al cambio climático que amenaza al planeta.

Yoga y medio ambiente

El Día Internacional del Yoga se dedica este año a la respuesta al cambio climático. Es la quinta celebración de la jornada cada 21 de junio, luego de que la Asamblea General de la ONU obtuviera el histórico voto unánime de sus 193 Estados miembros para instituirla a partir de 2015.

“Quizá sea el Día Internacional celebrado con mayor entusiasmo a nivel mundial. El entusiasmo crece más allá de un país, grupo o grupo de países. Es un fenómeno global, cuya popularidad ha aumentado”, subraya el diplomático, quien afirma que el yoga es parte de la corriente de la sociedad civil que busca modelos más saludables en todos los terrenos.

Encontrar el equilibrio

Ahmed Soliman lo explica así: “Como biólogo y científico del medio ambiente, tras haber estudiado y trabajado profesionalmente en ese campo, si hay algo que puedo asegurar es que para que un ecosistema funcione correctamente hace falta un equilibrio. No podemos ir a un extremo o a otro.”

Nacido en El Cairo, Egipto, Ahmed trabajó en el estado de California y con el gobierno federal de Estados Unidos. Ahí, parte de su labor era proteger las especies y los hábitats amenazados, por ello sabe que ni siquiera en esos casos de riesgo se debe sobreproteger o centrar toda la atención y energía en las especies en cuestión porque eso afectaría a otras especies y hábitats, alterando el equilibrio.